La ciudad china de Hankóu fue testigo de una de las más grandes demoliciones de su historia: 19 edificios de apartamentos antiguos fueron convertidos en escombros en tan solo 10 segundos.

Las autoridades de la ciudad resguardaron un área de más de 15 hectáreas para desarrollar una operación que requirió más de cinco toneladas de explosivos, que se distribuyeron en 120 mil puntos.

 
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La ciudad se preparó durante cuatro meses para asegurar el sitio donde se llevarían a cabo las obras de demolición, pues los inmuebles se encuentran en el centro de la ciudad, junto a un viaducto, un centro comercial, varias fábricas y otro bloque de edificios residenciales.

La demolición fue puesta en marcha con el objetivo de liberar la zona para construir un moderno complejo de negocios, que incluirá un rascacielos de unos 707 metros de altura, que se convertirá en uno de los edificios más altos del mundo.