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El secreto de las cuevas del rey


Guest Nicole

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El Escorial ya no huele a chocolate pero transpira historia. Mientras Gregorio Sánchez trabajaba en una exposición sobre la antigua fábrica de cacao del municipio, uno de los funcionarios del Consistorio le dijo: “Las cuevas que hay en Parque Real las conoces, ¿verdad?”. En esta zona hoy hay bloques de viviendas, pero hasta 1962 se asentaban las instalaciones de la factoría. Para sorpresa de Sánchez lo que encontró no fue material para seguir documentando la muestra, sino cuatro bóvedas de la época de Felipe II. Estos canales ocultos hasta ahora, de 16 metros de largo, fueron construidos en el siglo XVI, según ha confirmado un grupo de antropólogos en un primer examen visual.

"La morfología de los aljibes corresponde con la de otras construcciones que hay en el Monasterio de El Escorial", explica Mónica Mayor, una de las expertas que participó en la primera inspección. La función original de estas bóvedas era canalizar el agua del municipio y llevarla hasta el hospital, el convento y la casa del alcalde, cuenta Sánchez, especializado en historia escurialense. Pero los siglos pasaron y el empresario Matias López levantó en 1874 una factoría de cacao sobre el terreno donde estaban los aljibes. Y los puso en funcionamiento, en este caso para enfriar el chocolate.

Pero, ¿cómo han pasado las bóvedas desapercibidas durante tanto tiempo? "He hablado con antiguos chocolateros, que ya quedan pocos, y las conocía, pero no sabían que fueran tan antiguas", explica Sánchez. Cuando la fábrica cerró en los años sesenta se construyeron bloques de viviendas y la planta baja quedó para locales comerciales: actualmente hay un gimnasio, un centro de día para mayores y un local de culto de Testigos de Jehová. En este último está el acceso a las bóvedas. La habitación más grande del centro, llamada por los creyentes Salón del Reino, es un auditorio con capacidad para unas 150 personas. "Aquí debería estar la entrada de dos de las bóvedas, pero cuando acondicionaron el local las tapiaron", explica el historiador señalando la pared.

El grupo religioso compró el espacio, que incluía los aljibes, en 2004. Nadie les había dado importancia. Ellos tampoco. Al fondo del habitáculo se encuentra la entrada a las bóvedas restantes: dos túneles oscuros con paredes de ladrillo y que transpiran humedad, creando un ambiente muy freso. La base de los arcos está hecha con bastas piedras de granito. "Esto es antiguo. En el siglo XIX ya no se construía así", recalca el historiador. El grupo religioso nunca ha utilizado estos pasadizos."Nos gustaría sacarles todo el jugo cultural posible, pero eso es pensar demasiado. De momento tienen dueño", lamenta Sánchez.

El último deseo del historiador y de Alía Rodrigo, técnico de Cultura del Ayuntamiento, es que acaben tapiadas para evitar problemas. El alcalde de El Escorial, Antonio Vicente, cuenta que las personas mayores del pueblo comentaban que existían unas bóvedas pero, hasta ahora, el Consistorio desconocía sus características. Vicente aún no las ha visitado, pero reconoce que lo hará pronto para retomar la conversación con los dueños: "Tenemos interés en que pasen a manos municipales. Vamos a ver qué se puede hacer para dar a conocer esta parte de nuestra historia que estaba escondida".

https://elpais.com/ccaa/2017/07/25/madrid/1500998286_168814.html

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