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“Sigamos dándole razones a Jehová para que no nos olvide” Gary Breaux- Transcripción


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Uno no se imagina que Jehová pueda olvidarse de las cosas.
Al fin y al cabo, lo sabe todo, y estamos seguros de que no se olvida de nada.
Pero ya saben que a los humanos sí se nos olvidan las cosas.
En el relato de Deuteronomio se explica que Moisés estaba dando consejos a los israelitas para cuando vivieran en la Tierra Prometida.
En el versículo 12 del capítulo 6 de Deuteronomio, leemos: “Cuídate para que no te olvides de Jehová, que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavos”. Así que queda claro que los siervos de Dios podemos olvidarnos de Jehová. Pero eso también puede ocurrir a la inversa.
Veamos cómo el apóstol Pablo presentó la idea de que Jehová también puede olvidar.
La encontramos en Hebreos 6:10. Fíjense en cómo dice aquí que para Jehová también es posible olvidar.
Dice: “Porque Dios no es injusto para olvidar la obra de ustedes y el amor que mostraron para con su nombre, por el hecho de que han servido a los santos y continúan sirviendo”. Aquí dice que hay dos cosas que Jehová nunca olvidará. ¿Cuáles son? Bueno, nuestro trabajo y nuestro amor.
Ahora pensemos en el tema que escogí para este discurso.
No es “Démosle razones a Jehová para que no nos olvide”, porque eso ya lo estamos haciendo.
El título es “Sigamos dándole razones a Jehová para que no nos olvide”. Por eso es bueno que analicemos más detenidamente esas sencillas palabras de Pablo, porque nos ayudarán a no olvidarnos de Jehová. Y seguramente él tampoco se olvidará de nosotros.
Primero vamos a hablar sobre el trabajo y más adelante hablaremos sobre el amor.
Es interesante que Pablo no dice que Dios nunca olvidará nuestro puesto de responsabilidad.
Jehová no dice: “Oh, eres del Comité de Sucursal.
Qué bien, nunca lo olvidaré”. O: “¡Eres precursor, precursor especial! ¡Eres anciano!”. O quizás: “¡Nunca voy a olvidar que eres encargado de una sección del Departamento de Servicio!”. Eso no es lo que Pablo dijo en este versículo.
¿Entonces, qué es lo que dijo? Que Jehová no olvidará nuestro trabajo.
Y es cierto que necesitamos miembros del Comité de Sucursal, ancianos, precursores.
.. Pero lo que Jehová no olvidará es el trabajo que realizamos de toda alma y las diversas formas en las que le servimos.
Me gustaría hablarles de un hermano que entiende bien esta parte de Hebreos 6:10. Hace unos años, los Comités de Salones de Asambleas tenían cinco integrantes, y se nos dijo que había que reducir el número a tres.
El Comité de Sucursal debía decidir qué hermanos dejarían de formar parte de los comités.
En un caso, decidimos que el hermano de más edad y de más experiencia ya no tendría esa responsabilidad.
Y había que mandar a alguien para decírselo, porque no queríamos enviarle una carta.
¿A quién le tocó? A mí. Así que estaba sentado en la mesa una mesa de reunionesdelante del comité del Salón de Asambleas.
Estaba nervioso, les leía textos bíblicos para llegarles al corazón.
Al final, llegó el momento de decir: “Bueno, hermanos, ustedes dos tendrán que dejar su asignación”. Inmediatamente, el hermano mayor levantó la mano y dijo: “¿Le puedo leer un texto bíblico?”. Y le dije: “Sí, claro, por favor”. Entonces leyó Hebreos 6:10 y dijo: “Hermanos, yo no estoy aquí por un título.
Estoy aquí para trabajar.
Solo denme trabajo que hacer”. Cada vez que cuento esta historia me emociono.
La verdad es que aquel comentario explica muy bien lo que Pablo estaba diciendo: “Jehová no olvidará la obra de ustedes”. Bueno, volvamos a Hebreos 6:10. Ahí se menciona el segundo punto.
Dice que Jehová no va a olvidar nuestro amor.
¿De qué clase de amor estaba hablando Pablo? “Jehová, te queremos”, y Jehová mira hacia abajo y dice: “Muchas gracias, nunca olvidaré que me quieren”. Bueno, aunque eso sea así, no es lo que Pablo quería decir.
Leámoslo otra vez.
En el versículo 10, después de decir que no olvidará “la obra de ustedes”, añade: “Y el amor que mostraron para con su nombre, por el hecho de que han servido a los santos y continúan sirviendo”. Aquí hay un par de expresiones importantes: “que mostraron” y “continúan sirviendo”. En otras palabras, Jehová está diciendo: “Lo que no voy a olvidar nunca es el amor que muestran a sus hermanos”. Y no es un amor teórico.
Ustedes han asistido a clase por cinco meses, ¿cierto? Habrán leído todos los textos que hablan sobre el amor, habrán escuchado muchos ejemplos sobre cómo ser amorosos, tienen toda la teoría.
Y ahora les decimos: “Vayan y pónganlo en práctica.
Demuestren lo que han aprendido”. ¿Recuerdan qué dijo Pablo sobre las palabras sin obras? Dijo que eran como címbalos estruendosos.
Así que el amor debe ir acompañado de obras, no quedarse en meras palabras.
Con relación a esto, quisiera contarles lo que le pasó a un hermano.
Cuando yo era un superintendente de circuito joven, le tenía miedo a mi superintendente de distrito.
Bueno, todos le tenían miedo.
Pues, en una asamblea de circuito, estaba solo, sin su esposa.
No le contó a nadie por qué, y nadie se atrevía a preguntarle.
Así que, antes del discurso final del domingo, sin pedirle permiso, les expliqué a todos lo que ocurría.
Dije: “Hermanos, ¿se fijaron en que su esposa no vino? Solo quiero comunicarles que mañana tiene una operación complicada, así que, ¿qué tal si oramos por ellos?”. Luego, dieron paso al hermano.
Pero no salió. Se quedó un rato largo detrás de la plataforma. Para ser sincero, yo no sabía qué hacer.
Al final, el hermano salió muy muy lentamente y se acercó al micrófono.
Comenzó a hablar un poco de forma entrecortada y presentó su discurso con voz muy baja.
Ya saben que al final del programa la canción suele ser bastante conmovedora.
Luego le tocaba a él la oración final. Pero no podía hablar.
Y empezó a llorar.
Después de bastante tiempo, pudo decir un par de palabras y terminó con “en el nombre de Jesús, amén”. ¿Saben qué ocurrió después? Todos los hermanos del circuito lo rodearon y lo abrazaron.
Estaban llorando.
Más tarde, el hermano me dijo: “Gary, yo quiero a los hermanos.
Solamente que no sé cómo expresarlo”. Bueno, si a nosotros nos pasa lo mismo, aprendamos a demostrar amor.
¿Cómo lograrlo? Tal vez tengamos que cambiar la cara.
Bueno, no cambiar de cara, sino la expresión, que sea más amable.

Quizás tengamos que suavizar nuestra voz o esforzarnos por ser más amigables y accesibles.
Hagan cosas por los demás, cuiden a los hermanos mayores de la congregación a la que asistan.
Háganlo incluso aunque ustedes no sean así o se sientan incómodos, porque con el tiempo les saldrá de forma natural.
Entonces, cuando lleguen a la entrada de su Salón del Reino o a la entrada de la sucursal, los hermanos se acercarán a ustedes, y no será por el puesto que ocupen, sino porque se han esforzado mucho en demostrar amor.
Por eso, cuando vayan al lugar que se les asigne, recuerden siempre que Jehová conoce bien la obra de ustedes y el amor que han mostrado, y nunca lo olvidará.

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