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LA CONCIENCIA... ¿CUÁN SENSITIVA?


Raquel Segovia

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Sin duda, como cristianos no queremos una conciencia “contaminada” o “cauterizada,” porque una conciencia de esa clase no sería de ningún valor en ayudarnos a reflejar la imagen de Dios. (Efe. 4:19) Por otra parte, nuestra conciencia no debe hacerse sensitiva de manera exagerada o desequilibrada; en vista de que somos humanos imperfectos, eso pudiera suceder si no tenemos cuidado.

 Por ejemplo, una persona pudiera reconocer que Jehová no está respaldando las guerras de las naciones, sino que insta a su pueblo a aprender los caminos de la paz. (Isa. 2:4) Sabiendo que por lo general las naciones sostienen a sus ejércitos con el dinero de los impuestos, ¿sería equilibrado y bíblico que la conciencia de esa persona la llevara a negarse a pagar impuestos? ¿O que la llevara a pagar sus impuestos menos un porcentaje que correspondiera con lo que el gobierno gasta en su presupuesto de defensa? Aunque hay quienes han adoptado esa posición, la evidencia bíblica pesa contra una conciencia que conduzca a tal derrotero. A los cristianos se les dice claramente que paguen sus impuestos, y esto se puso en la Biblia a pesar del hecho de que el gobierno romano entonces existente sostenía un ejército enorme. (Mat. 22:17-21; Rom. 13:1, 7) Por consiguiente el cristiano puede, con una conciencia limpia equilibrada por la Palabra de Dios, pagar sus impuestos, dejando a los gobiernos la responsabilidad de cómo se usa el dinero.

Por la misma razón, este consejo bíblico debe plasmar la conciencia de la persona de modo que pague todos sus impuestos. ¿Es a eso que lo mueve la conciencia suya, o ha influido en su conciencia el predominio común de la evasión del pago de impuestos? Como ilustración, si sus circunstancias han cambiado —quizás los hijos se hayan casado y ya no vivan con usted en su casa, lo cual significa impuestos más altos para usted— ¿lo ha movido su conciencia a informar esa realidad y pagar el impuesto completo? Es verdad que pudiera haber muy poca probabilidad de que la declaración de impuestos de uno fuera revisada cuidadosamente y se detectara la realidad. Pero para el cristiano que tiene una conciencia apropiadamente sensitiva, el deseo de evitar el castigo no es la única razón para obrar apropiadamente; la conciencia también es un factor. ¿Ve usted que sea así en su caso?

Con relación a esto Pablo escribió: “Hay por lo tanto razón apremiante para que ustedes estén en sujeción, no solo por causa de esa ira [contra los infractores], sino también por causa de la conciencia de ustedes.” (Rom. 13:5) Por consiguiente su conciencia sensitiva y apropiadamente equilibrada debe ser una fuerza restringente y orientadora que lleve a lo bueno. ¿Lo es? ¿Exactamente cuán sensitiva y útil es su conciencia? Consideremos unas cuantas ilustraciones que pueden ayudarnos a decidir.

CONCIENCIA Y EMPLEO

El empleo es una zona de actividad que hace surgir muchos problemas que requieren el ejercicio de la conciencia cristiana. Algunas formas de empleo, como el de hacer ídolos, trabajar en un establecimiento de juego de azar o estar empleado por una organización religiosa de la religión falsa, violan claramente las Escrituras. De modo que los cristianos las evitan. (1 Juan 5:21; Col. 3:5; Rev. 18:2, 4, 5) Sin embargo, no todos los asuntos de empleo están tan claramente definidos. Cierto empleo pudiera estar en una “zona gris,” por decirlo así. Y a veces, aunque no haya razón para objetar al trabajo fundamental de uno, quizás de vez en cuando se le pida que haga algo de índole sospechosa. De modo que la conciencia puede verse envuelta en la situación.

 Por ejemplo, hay problemas de empleo que tienen que ver con la sangre. La Biblia declara llanamente que los siervos de Dios no deben alimentarse de sangre. (Gén. 9:3, 4; Hech. 15:19, 20) Por consiguiente, los testigos cristianos de Jehová no comen alimento que contenga sangre, como la morcilla, ni aceptan transfusiones de sangre. Pero ¿qué hay si, en su trabajo, se le pidiera que manejara sangre o productos de sangre de vez en cuando? ¿Le permitiría eso su conciencia? Un Testigo que vivía en Colorado trabajaba en un hospital de técnico médico principal haciendo análisis de diversas clases en tejido y fluido corporales. Entre las muchas cosas que se esperaba que él analizara había muestras de sangre. A veces simplemente se trataba de examinar la sangre de un paciente para determinar el nivel de azúcar o colesterol. Pero en otras ocasiones era para ver la compatibilidad con propósitos de transfusión. ¿Podía hacer eso?

Este cristiano consideró cuidadosamente el asunto. Se podía ver que no sería correcto que un cristiano trabajara exclusivamente para un banco de sangre, donde todo estaba dedicado a un fin que era en violación de la ley de Dios. Pero ésa no era su situación; él hacía análisis de muchas clases. También, si uno fuera un doctor que fuera responsable de tomar la decisión, no podría pedir una transfusión de sangre para un paciente, así como el dueño cristiano de una tienda no podría pedir y tener en existencia ídolos o cigarrillos. Sin embargo, este técnico se dio cuenta de que con relación a la sangre simplemente estaba haciendo un análisis, tal como una enfermera pudiera haber tomado la muestra, un mensajero pudiera haberla entregado al laboratorio y otra persona pudiera administrar una transfusión u otra medicación por órdenes de un doctor. Meditó en el principio de Deuteronomio 14:21. Según ese texto el judío que hallaba el cuerpo muerto de un animal que moría de por sí podía removerlo vendiéndoselo a un extranjero que no estaba bajo las restricciones de la Ley en cuanto a carne animal no desangrada. De modo que la conciencia del técnico en aquel tiempo le permitió hacer análisis de sangre, incluso los de sangre para transfusiones a pacientes a quienes no les importaba la ley de Dios sobre la sangre.

 ¿Es así como habría respondido la conciencia de usted? Si no, por vía de consideración, pregúntese si su conciencia le permitiría como empleado traer la muestra de sangre al laboratorio para análisis. O, alejándose un paso más de la transfusión misma, ¿podría usted como conductor de un camión entregar el equipo de análisis al hospital? ¿O le permitiría su conciencia fabricar vidrio del cual quizás se produjera tal equipo? Es evidente que, razonablemente, no se puede considerar que todas estas cosas sean contribuciones directas a la violación de la ley de Dios acerca de la sangre. Pero ¿dónde “marca uno la raya”? Aquí es donde la conciencia entra en juego. Aunque el cristiano tiene que evitar cosas que inequívocamente están en pugna con la ley de Dios, se le pide que use su conciencia para resolver muchos asuntos. ¿Le serviría bien la conciencia suya en situaciones de ese tipo? ¿Es sensitiva?

En este caso en particular, después que por muchos años el técnico efectuó análisis, su conciencia empezó a molestarle. No era como si otra persona debería decirle o pudiera decirle que lo que estaba haciendo era incorrecto. Tampoco estaba buscando que otro decidiera por él. Pero empezó a pensar: “¿Hay consistencia en hablar de amor al prójimo, y, no obstante, contribuir, en parte, a que mi prójimo quebrante la ley de Dios?” (Mat. 22:39; Hech. 21:25) Comprendiendo su deber cristiano de sostener a su familia, consideró el asunto con su esposa. (1 Tim. 5:8) Juntos concordaron en que, si la conciencia de él le molestaba, sería mejor que él efectuara un cambio. Dejó su trabajo de 15.000 dólares al año y se puso a hacer trabajo de limpieza, aunque empezó ganando solo 3.600 dólares al año.

 

 No perdamos el punto de este ejemplo. No se relata aquí para sugerir que el cristiano no puede ser técnico médico; hay cristianos que continúan trabajando como técnicos médicos, enfermeros o enfermeras, conductores de camiones, etcétera. Se da este ejemplo para ilustrar que la conciencia puede entrar en juego en asuntos de empleo. En el caso suyo la clase de trabajo y lo que se le pide que haga quizás sean bastante diferentes. Pero todos los cristianos deben pensar en si están viviendo en tan estrecho acuerdo como sea posible con los caminos y principios de Dios. Si a su conciencia entrenada por la Palabra de Dios le causa dolor lo que se le pide, ¿la pasará usted por alto? ¿Cuánta importancia tiene para usted, realmente, tener una conciencia limpia delante de Dios y de los hombres?—1 Tim. 1:5, 19.

 Por supuesto, no podemos evitar del todo los problemas de empleo, porque todavía estamos en este sistema de cosas. (1 Cor. 5:9, 10) Así, pues, usted probablemente comprenda que quizás no podrá hacer que su jefe cultive una conciencia cristiana. Es posible que él opte por hacer caso omiso de ciertas leyes, quizás exagere los méritos de sus productos o tenga en existencia ciertos artículos que usted no tendría si fuera dueño del negocio. O pudiera ser que sus compañeros de trabajo mientan en sus informes de producción o haraganeen cuando el jefe no está cerca. No obstante, usted puede y debe responder a la conciencia de usted. De modo que si ésta no le permite hacer ciertas cosas o si otros lo ridiculizan por su trabajo duro, acepte eso. El apóstol Pedro escribió: “Si alguno, por motivo de conciencia para con Dios, soporta cosas penosas y sufre injustamente, esto es algo que agrada.”—1 Ped. 2:18, 19.

LAS CONCIENCIAS SENSITIVAS DIFIEREN

 

Otra esfera en que pudiera verse envuelta su conciencia tiene que ver con asuntos patrióticos, como los ejercicios patrióticos en lugares públicos. ¿De qué manera hace su conciencia que reaccione usted? Esta es una pregunta apropiada, porque en este campo y otros las conciencias difieren.

Los testigos cristianos de Jehová comprenden que muchas personas abrigan sentimientos profundos en cuanto a actos patrióticos, el más común de los cuales, probablemente, es el de saludar o prestar juramento a la bandera nacional. Como señala el libro Essays on Nationalism por Carlton Hayes: “El principal símbolo de fe y objeto central de adoración del nacionalismo es la bandera, y se han ideado curiosas formas litúrgicas para ‘saludar’ la bandera . . .” Aunque reconocen plenamente la libertad que otros tienen en estos asuntos, los testigos cristianos de Jehová, movidos por su entendimiento de la Biblia, se abstienen de estos actos.—Juan 17:16; 1 Cor. 10:14.

Pero ¿qué derrotero le moverá a seguir su conciencia cuando se conduce un ejercicio patriótico? Por ejemplo, quizás al auditorio del que usted forme parte se le pida que se ponga de pie y salude la bandera nacional. Como cristiano usted definitivamente evitaría ejecutar todo acto de idolatría. Sin embargo, ¿le permitirá su conciencia ponerse de pie? Un cristiano en esta situación podría concluir que debería permanecer sentado, porque de ese modo personalmente se siente seguro de que no está envuelto en la ceremonia. ¿Sería a eso que lo movería la conciencia de usted? Otro cristiano en la misma circunstancia pudiera decidir ponerse de pie. Comprende que no es como si todo lo que se hubiese pedido de uno para mostrar participación plena fuera ponerse de pie. Al auditorio se le pide que se ponga de pie y salude. Quizás él recuerde que los tres hebreos evidentemente se pusieron de pie delante de la imagen erigida por Nabucodonosor, pero rehusaron inclinarse ante ella. En consecuencia, pudiera concluir que en este caso la participación plena envuelve tanto el ponerse de pie como el saludar, de modo que su propia conciencia le permite el simplemente ponerse de pie respetuosamente sin saludar.—Dan. 3:1-18.

 

Como se puede ver, en el caso de dos cristianos en la misma clase de situación, la conciencia pudiera moverlos a conclusiones levemente diferentes, aunque ambos se abstienen de lo que la Biblia demuestra que es impropio. (Éxo. 20:4, 5; 1 Juan 5:21) Esa variación permitida por el funcionamiento de la conciencia no es una evidencia de confusión o falta de unidad entre cristianos. Tampoco es prueba de que definitivamente uno de los dos esté equivocado. En vez de eso, esa variación se puede considerar como un efecto esperado de conseguir y usar la conciencia cristiana.

 

¿Es esto para beneficio de uno? ¿Es el seguir uno su conciencia superior a seguir una “regla”? Sí, el estar uno anuente a entrenar su conciencia y responder a ella, en contraste con seguir un “talmud” de reglas sobre toda cuestión y variación posible que surgiera, sí lo beneficia a uno. Lo ayuda a estar más meditativamente consciente de los principios bíblicos. Y sin duda uno llega a estar mejor capacitado para pensar claramente, pues la mente recibe estímulo y es fortalecida. Un resultado provechoso de esa clase fue puesto de relieve en un estudio australiano de “creatividad” entre niños de doce años. El informe sobre esto declaró:

“En particular, un número desproporcionadamente grande de niños sumamente creativos eran Testigos de Jehová. Cuatro niños de la muestra total de 394 eran miembros de esta secta, y los cuatro mostraron elevada habilidad creativa. Tanto la muchacha que obtuvo el más elevado total de tantos en las pruebas de Torrance como la muchacha que fue el único menor, varón o hembra, incluido en el 20 por ciento superior de las cinco medidas de ejecución, eran Testigos de Jehová.”—Journal of Personality, marzo de 1973.

¿Qué explicación se ofreció por la sobresaliente creatividad de estos niños Testigos? El estudio llamó específicamente la atención al hecho de que ellos no se amoldan simplemente con pasividad a lo esperado en los ejercicios patrióticos de la escuela. Más bien, pesan los principios de la Palabra de Dios y cultivan obediencia a una conciencia cristiana sensitiva.

SENSITIVA, PERO NO SIEMPRE MÁS RESTRICTIVA

Hemos visto que a medida que la conciencia de uno es entrenada y puesta en más estrecha armon los caminos y voluntad revelados de Dios, por lo general se hace más restrictiva. Ya no le permite a uno hacer ciertas cosas que hacía anteriormente, porque ahora uno las considera contrarias a los principios piadosos. Sin embargo, el entrenar uno su conciencia en armonía con la Palabra de Dios no necesariamente significa que llega a ser más restrictiva en todo. Puede ser que la conciencia apropiadamente entrenada de uno en realidad le llegue a permitir hacer algunas cosas que, antes de conocer la voluntad de Dios, le parecían inapropiadas.

Lo que establece la diferencia en esos casos es el conocimiento exacto. Esto se ilustra en los comentarios de Pablo en cuanto a carne que se había ofrecido a un ídolo pero que más tarde se vendía en una carnicería o en una clase de restaurante relacionado con un templo de ídolos. El individuo que recientemente había abandonado la adoración pagana y se había hecho cristiano quizás evitaba aquella carne, porque deseaba evitar absolutamente todo lo que estuviera relacionado con un ídolo. Sin embargo con el tiempo podría aumentar en conocimiento y entendimiento. Pablo escribió: “Sabemos que un ídolo nada es . . . y que no hay más que un solo Dios.” (1 Cor. 8:4) Llegando a comprender esto, el cristiano pudiera discernir que la carne que se vendía públicamente no estaba contaminada o envenenada solo porque en una ocasión hubiera sido ofrecida a un no-dios. Con este conocimiento su conciencia fortalecida pudiera permitirle comprar aquella carne en una carnicería o en un restaurante público.—1 Cor. 8:10; 10:25.

 

 La conciencia puede tener el mismo efecto hoy día. Por ejemplo, en Ohio un joven creció con la convicción de que los cristianos no deberían tomar bebidas alcohólicas. Hasta se había memorizado las advertencias contra la borrachera y la descripción del borracho registradas en el capítulo 23 de Proverbios. En años posteriores, cuando llegó a ser siervo dedicado de Dios, su conciencia todavía no le permitía aceptar vino ni cerveza. Después oyó y consideró cuidadosamente un discurso en el cual se reseñó con exactitud lo que las Escrituras dicen en cuanto al alcohol. El discurso mostró que la Biblia indiscutiblemente condena la borrachera. (Pro. 23:20, 21; Efe. 5:18; 1 Ped. 4:3) No obstante, la Biblia no prohíbe el consumo moderado de bebidas alcohólicas, así como Jesús en una ocasión hizo vino y lo bebió en ocasiones. (Gén. 14:18; Sal. 104:15; Ecl. 9:7; Juan 2:3-11; Luc. 22:17, 18) Aunque aquellos textos le eran conocidos al joven, ahora vio la conclusión equilibrada a la cual llevaban. Por eso, cuando más tarde un italiano le ofreció hospitalariamente una copita de vino, la conciencia de este cristiano le permitió aceptarla.

 

¿Ha experimentado usted un fortalecimiento y equilibrio de su conciencia como ése a medida que ha ido aumentando su conocimiento de los caminos y la Palabra de Dios? Si así es, usted probablemente también aprecia la importancia de tomar en consideración los sentimientos de la persona cuya conciencia difiera de la de usted. Este era el punto que Pablo estaba explicando al considerar la carne que había sido ofrecida a un ídolo que en realidad era “nada.” Escribió: “No obstante, no hay este conocimiento en todos.” (1 Cor. 8:4, 7) Algunos cristianos, debido a su devoción pasada a ídolos, no podían comer aquella carne con una conciencia limpia aunque se vendiera públicamente. Si un cristiano que tenía “conocimiento” y una conciencia fuerte proseguía y comía “todo,” podía arruinar a un hermano “por cuya causa Cristo murió.” De modo que Pablo declaró: “Si [esa carne] hace tropezar a mi hermano, no volveré a comer carne jamás.”—1 Cor. 8:10-13; 10:27-29.

 

¿Es así que piensa y siente usted? Por ejemplo, quizás haya algo que, según parece, está permitido por lo que usted sabe de la voluntad revelada de Dios y que su conciencia le permitiría. Pudiera ser algún aspecto de su indumentaria o acicaladura, las decoraciones que ponga en su casa o lo que haga para divertirse. Pero ¿qué hay si la conciencia de muchos otros a su alrededor los lleva a creer que esto no es apropiado para el cristiano? ¿Lo mueve su cristianismo a concluir felizmente: ‘Si esto hace tropezar a mi hermano, jamás lo haré, para no causar tropiezo a mi hermano’?

. ¿Qué debemos hacer si nuestra conciencia está en pugna con la conciencia de alguien que tiene autoridad sobre nosotros? ¿Por qué dar consideración a la conciencia de esa persona?Y es necesario considerar la conciencia de otros en otro respecto. Quizás usted se haya aficionado a cierta moda o estilo de acicaladura. Su conciencia no se perturba por ello. Pero como menor de edad o mujer casada tiene que pedir permiso a su padre o a su esposo. ¿Ha considerado usted la conciencia de éste? O si usted se interesa en un privilegio especial de servicio en la congregación cristiana, la conciencia del cuerpo de ancianos entra en el cuadro (1 Tim. 3:9) Es verdad que ellos comprenden que la acicaladura envuelve el gusto personal de cada uno. Pero si se les pide que lo recomienden a usted para servicio especial, la conciencia de ellos tiene que estar tranquila. Tienen una fuerte responsabilidad en lo que toca al buen nombre del cristianismo en la comunidad, y comprenden que los que son asignados a privilegios especiales deben ser dechados. (1 Tim. 3:2, 7, 10; 5:22) Por eso, si algo que la conciencia de usted le permite está en pugna con la conciencia de los que tienen autoridad o jefatura sobre usted, sean sus padres, su esposo o superintendentes cristianos, esté anuente a hacer los ajustes para que le puedan dar permiso o hagan una recomendación con una “buena conciencia.”

CULTIVE UNA CONCIENCIA SENSITIVA

 

El desarrollar y seguir una conciencia apropiadamente sensitiva requiere atención constante. ¡Es tan fácil que influyan indebidamente en nosotros los del mundo que nos rodea, cuya conciencia es demasiado indulgente, o está embotada o hasta contaminada! (Tito 1:15) Surgirán muchos asuntos que usted tendrá que resolver en armonía con su propia conciencia. Si ha trabajado para cultivar una conciencia cristiana sensitiva, eso le ayudará. Esté dispuesto a escuchar cuidadosamente la voz de su conciencia, sin creer que si “es asunto de su conciencia” no importa lo que usted haga. Sí importa. La decisión que tome puede afectar su entero punto de vista en cuanto a la vida, su reputación de cristiano, su espiritualidad y, lo que es más importante, su relación con Jehová Dios.

 

En un asunto de seria importancia, pero que todavía sea asunto de su conciencia, no titubee en hablar con cristianos maduros, como los ancianos de la congregación. Por supuesto, ellos no pueden decidir por usted. (Un cristiano sincero, cuando inquirió acerca de cierto asunto de familia, preguntó: “¿Está esto en contra de la conciencia cristiana?”) No, un anciano no podrá decirle cómo debe responder su conciencia, pero quizás pueda compartir con usted consejo bíblico equilibrado que usted pueda evaluar. Y si la conciencia de usted ha sido plasmada por los caminos y personalidad de Jehová y responde a Sus principios, esto le ayudará a enderezar su camino. (Sal. 25:4, 5) Su conciencia sensitiva ayudará a guiarlo.

Verdaderamente hay satisfacción en tener y poder usar la facultad de conciencia que Dios nos ha dado. Es una bendición. Cuando se le mantiene apropiadamente sensitiva, equilibrada por la Palabra de Dios, puede ayudar a uno a andar sabiamente delante de Dios y de los hombres. (2 Cor. 4:2) Puede servir de dadora de testimonio de que uno se está comportando de una manera que probablemente tenga la aprobación eterna de Jehová.—2 Cor. 1:12.

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