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Corea del Sur, país en guerra que apenas entreabre la puerta a los objetores


Guest Indiana

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Seúl, 17 feb (EFE).- Corea del Sur, país que aún conserva el servicio militar obligatorio, acaba de abrir la puerta a la objeción de conciencia tras dos sentencias judiciales históricas, aunque el giro apenas es un primer paso para un Estado que permanece en guerra con su vecino desde 1950.

Entre los que más celebraron los fallos promulgados en junio y noviembre se cuenta Oh Tae-yong, líder del partido liberal Nuestro Futuro y activista de derechos humanos que lleva dos décadas trabajando para que su país deje de obligar a los varones de entre 18 y 28 años a realizar la mili durante prácticamente dos años.

Este hombre afable y de aspecto menudo se ha volcado en su misión hasta el punto de sacrificar tres años de su vida, los que pasó encarcelado a principios de la pasada década por negarse al reclutamiento.

Con 26 años y la carrera de magisterio terminada, a Oh, que ya por entonces se definía como un activista en favor de la paz con base en sus creencias budistas, le llegó la hora de alistarse.

"En ese momento descubrí que muchos Testigos de Jehová iban a la cárcel porque hacer el servicio militar va en contra de sus creencias. Me pareció una alarmante violación de los derechos humanos y como activista pensé que había que hacer algo", cuenta a Efe en una cafetería de Seúl.

Según datos de los propios Testigos de Jehová, más de 19.000 fieles surcoreanos han sido encarcelados por negarse a hacer el servicio militar y han padecido el fuerte estigma social que eso conlleva, el mismo que Oh tuvo que encarar al salir de la cárcel.

Cuando el hoy político se presentó en 2001 en la oficina de alistamiento y vociferó su intención de no hacer la prestación militar obligatoria los medios lo bautizaron como "el primer objetor de conciencia surcoreano" pese a que, según recuerda el propio Oh, miles de Testigos de Jehová habían hecho lo mismo antes que él.

"Fui el primero en rechazar públicamente la mili obligatoria, de ahí la etiqueta. La gente me advirtió que esto me marcaría de por vida, pero creí que mi causa era legítima y que haciéndolo crearía conciencia de la situación en un momento en que nadie cuestionaba que se encarcelara a gente solo por ser fiel a unos valores", dice.

Tal y como le habían advertido, semejante afrenta en un país acostumbrado a ver el servicio militar como un rito de paso le acabó pasando factura.

Al salir de prisión nadie quiso contratarlo como profesor al ver que cargaba con antecedentes penales y que no había hecho la mili (de hecho, muchas empresas surcoreanas aún miran con escepticismo incluso a aquellos que han quedado exentos del servicio por motivos de salud).

Incluso cuando optó por trabajar como voluntario en comedores sociales o por dar charlas sobre la necesidad de cambiar la ley del servicio militar, que data de 1949, se acabó topando con gente que lo acusaba a gritos de ser "un traidor a la patria" e incluso trataba de agredirle.

Pero la puerta al cambio finalmente se entreabrió el año pasado, con dos sentencias históricas del Constitucional y el Supremo que, por un lado, han llevado a la despenalización de la objeción de conciencia, y por otro, obligan al Gobierno a ofrecer desde este año una prestación social alternativa a los objetores.

Oh considera que el deshielo intercoreano del último año ha ayudado a asentar la idea en los jueces y en la sociedad surcoreana de que la paz (la guerra entre ambos vecinos acabó en 1953 con un alto el fuego) podría firmarse en un futuro próximo y estima que cuanto más acercamiento haya mejor será para los objetores.

No obstante, cree que la militarización aún sigue muy presente en el país a juzgar por los planes para el servicio sustitutorio que el Ejecutivo va presentar este año y que, a su juicio, convierten esta prestación social en un "castigo" por no alistarse en el ejército.

Por el momento, el Gobierno ha hablado de una cuota anual de solo 600-700 objetores y ha apuntado a que principalmente se aceptará solo a aquellos que argumenten motivos religiosos.

Además, el servicio sustitutorio implicaría trabajar en centros penitenciarios durante un periodo de 27 a 36 meses, un lapso más largo que el destinado a la mili (21-24 meses) y en el los objetores deberían además residir en las prisiones, lo que según Oh "prácticamente equivale a las sentencias de tres años de cárcel que se imponían hasta ahora".

Estos planes dejan claro que al político le queda trabajo por delante para lograr uno de los principales objetivos que propugna su partido, "abolir el reclutamiento forzoso y profesionalizar el ejército", meta que está decidido a lograr y que cree que "puede acabar siendo fundamental para lograr a paz en la península". EFE

https://www.lavanguardia.com/politica/20190217/46515236940/corea-del-sur-pais-en-guerra-que-apenas-entreabre-la-puerta-a-los-objetores.html

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